Tic-tac tic-tac
el reloj se balanceaba, llegaba su gran hora, se ahogaba en su propia saliva,
iban pasando imágenes turbias de momentos cruciales mientras una tumba vacía le
invocaba, escupía sangre de sus días pasados, le tocaban manos, lo vestían y
peinaban y se iba haciendo la nada en un cerebro que cada vez mas se llenaba de
ausencias.
No quería pero se estaba
emborrachando de una oscuridad atrayente que se le comía las entrañas mientras
gemían sus manos queriendo abrazar su cuerpo, temblaba mientras se sentía
barrido entre la nada inmunda de un tiempo que había terminado y sentía que su
figura iba desapareciendo, quería escaparse pero su cuerpo estaba pegado a unas
sabanas sudadas, temblaba, se palpaba aterrorizado sintiendo como se iba
alejando de si. Se despertó la camisa de fuerza abrazaba su cuerpo y
unas batas blancas le clavaron una jeringa y se introdujo en su sueño mientras
su pelo le murmuraba al oído "estas muerto" y su saliva contestaba,
no no estas muerto, porque el mal nunca muere.
Inmaculada Casado
Carrión
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