Sigo atrapado aquí dentro,
sin atisbar una solución. Lo cual, paradójicamente, no deja de ser una
constatación de mi éxito. Años de trabajo e investigación, de descarnadas
luchas con el hardware y de agotadores rompecabezas con el software me
han llevado justo a este punto. Mi búsqueda de creación de inteligencia
artificial, en apariencia culminada, tropezaba una y otra vez con el mismo
obstáculo: la carencia de la… ¿chispa de la vida? ¿Qué fallaba? ¿Cuál era la
última incógnita de la ecuación que no lograba despejar? Y al fin la respuesta:
descargar mi consciencia en el servidor. ¡Eureka! Todo un éxito. Sí… excesivo:
ahora mi cuerpo inerte descansa sobre una camilla y mi mente no halla un puerto
de salida.
Ángel Revuelta Pérez
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