Andaba Maruja por la Ruta
del Colesterol intentando quemar las 9.000 calorías ingeridas durante el
visionado del Sálvame Diario, cuando presenció algo que la dejó pasmada: a
la altura del Palau de la Festa, estaba aterrizando lo que parecía ser una
olla exprés Magefesa.
Corrió hacia allí llegando
justo a tiempo para ver como se abría una compuerta y de dentro salía un
alienígena. Sin embargo, a Maruja aquella pequeña criatura le pareció un
bonito agaporni.
El extraterrestre la apuntó
con su pistola de protones dispuesto a fulminarla. Maruja, perpleja ante todo
lo que sabía hacer aquel adorable pajarillo se sacó del mandil unas miguitas de
pan, y… media hora más tarde, el «agaporni» sideral estaba dentro de una jaula
acompañado de un canario con problemas nerviosos, una carcasa de sepia a medio
picotear y alpiste, mucho alpiste.
—No te lo comas todo de
golpe, cari, no vayas a explotar, como el último —dijo Maruja, mientras
rellenaba el comedero con cañamones y le cantaba (es un decir) el Rollo
y Caña,con la esperanza de que el ave se animara a acompañarla (con el canario
había sido imposible conseguirlo, y mira que ensayaban todos los días durante
horas) y así poder cumplir, al fin, su sueño: ser telonera de Els Llauradors en
la cena de sobaquillo de su gaiata.
Sus esfuerzos parecieron
surtir efecto pues el «agaporni» abrió la boca para hablar, pero en lugar de
decir «Xorrocoxoc», como ella esperaba, comenzó a parlotear en una lengua
ininteligible para nuestra simpática protagonista:
«XRP-33 a nave nodriza.
Abortamos misión de exploración previa a la invasión del planeta Tierra. Una
vez más, hemos sido capturados por las Fuerzas Especiales Maruja.
Autodestrucción en 3, 2, 1…».
¡¡BOOOOOOUUUUM!!
Nombre completo: Antonio
Ávila Calmaestra
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