EL BLOG DE LAS JORNADAS

sábado, 22 de octubre de 2016

21. 31 de Febrero. Pere J. Martínez marqués

31 de Febrero
Es 29 de febrero. Es el cumpleaños de M.J. y está especialmente contenta porque se estrena en su nuevo trabajo de administrativa. La conducen hasta su nuevo despacho; ella sonríe a todo el que se cruza pero nadie le devuelve la sonrisa, están muy atareados. Este día solo recibe formularios ejemplarizantes para que los estudie. Los sabe porque están fechados el 31 de febrero, además son licencias de actividad muy absurdas.
Es 30 de febrero. Eso indica el calendario de su mesa de trabajo. M.J. cree que es una novatada. Pero no lo es; nadie la mira en la oficina, nadie sonríe. Es la broma más estúpida del mundo. Sin avisar, alguien que dice ser un instructor se mete en su despacho. Él le confirma que la fecha es correcta y le cuenta una historia que ella no puede creer. Después le entrega un grueso dossier con su tarea para mañana.
Es 31 de febrero. Hoy, igual que ayer, es un día real que solo pueden sentir unos pocos por haber nacido en un día que solo ocurre cada cuatro años. Para el resto de la humanidad no existe. La realidad se detiene durante cuarenta y ocho horas; ni los astros se mueven. M.J. escucha música por los auriculares, pues el silencio absoluto es espeluznante. Se dirige hacia una instalación militar secreta. Entrar es fácil cuando todo está quieto. Modifica los archivos de defensa. Otros como ella están haciendo lo mismo, en este instante, en otras dependencias militares del planeta. Y hay más ocupándose de reacondicionar la realidad, eliminando y colocando elementos, para que todo se adapte a los nuevos planes.
Es 1 de marzo. Amanece un nuevo orden mundial encubierto. Viejas tendencias caen, nuevos valores se crean, nuevas guerras aparecen y otras se desvanecen;  un virus inocuo que infecta las mentes de la humanidad cada cuatro años. M.J., en su oficina, lee un memorándum en el que se felicita a los agentes por la labor realizada. Piensa en ese gobierno en la sombra, ahora ella forma parte de él. No sabe cómo sentirse. ¿Sucia? ¿Afortunada? ¿Culpable? ¿Feliz? Da igual, no puede contárselo a nadie.


Pere J. Martínez Marqués

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