EL BLOG DE LAS JORNADAS

lunes, 16 de noviembre de 2015

Acta del certamen de Microcuentos Fantàsti'CS15



En Castellón, a las 15 horas del día 7 de noviembre del año 2015, se reúne el Jurado seleccionador previsto en las bases que rigen el Concurso de Microcuentos Fantàsti’CS15 para fallar los premios de la VI edición.

El Jurado está compuesto por los siguientes miembros:

Verónica Segoviano
Rosario Raro
Juan Vicente Centelles

El Jurado acuerda:

Primero. Que han participado 80 relatos a esta edición del certamen, procedentes de todas las Comunidades Autónomas del Estado Español y que de ellos han sido seleccionados y cumplen los criterios del concurso 36

Segundo. Que tras una minuciosa selección, han resultado finalistas los siguientes relatos:

25. EL HILO DE LA VIDA, por JM DEL SALTO
2. EL TATUAJE por FRANCISCO PLANA ESTRUCH 

Tercero. Que, tras las oportunas deliberaciones, se procede a otorgar los premios establecidos en las bases, resultando el siguiente FALLO:

PRIMER PREMIO: Dotado con dar título al libro recopilatorio del VI Certamen de microcuentos Fantàsti’CS15, 10 ejemplares del libro y lote de revistas JOT DOWN, por mayoría del Jurado, al relato titulado “El hilo de la vida”, del autor JM del Salto

PREMIO FINALISTA: Dotado con la aparición de su microcuento en el libro recopilatorio titulado “El hilo de la vida” y un ejemplar de la revista JOT DOWN  para “El tatuaje” por Francisco Plana Estruch

PREMIO SELECCIONADOS: Dotado con la aparición de sus microcuentos en el libro recopilatorio titulado “El hilo de la vida”. 

Finalizada la reunión, se levanta acta con la conformidad de los presentes. El fallo se dará a conocer a los ganadores el día 7 de noviembre y se hará público el día 15 de noviembre a las 20h. 

Ganador:

25. EL HILO DE LA VIDA, por JM DEL SALTO

El ojo derecho me estaba matando, así que me levanté de la cama. De camino al baño no dejaba de frotármelo. Estaba húmedo e irritado. Al llegar me miré en el espejo. En un principio pensé que se trataba de una legaña o alguna pestaña, pero era otra cosa. Tenía una textura mucosa pero era firme y oscuro. Con cuidado lo cogí, usando la punta de los dedos para extraerlo suavemente y fui tirando. Se deslizaba son delicadeza, saliendo de mi cuenca ocular. Mi sensación de alivio disminuía a media que, pese a llevar unos segundos extrayendo, no parecía que terminara de sacármelo del todo. Empecé a impacientarme e incrementé la marcha, pero no aquello no tenía fin. Tras minutos tirando de aquello, generando un montón en el suelo, logré sacarlo todo. Perdí la vista durante unos segundos y cuando la recuperé vi como del montón se alzaba una silueta. Era yo, pero no tenia ojos. Me cogió los míos.
  

Finalista:

2. EL TATUAJE por FRANCISCO PLANA ESTRUCH


Salí del local con el nuevo software chino de tatuaje instalado en el brazo. Se controlaba desde una uña del dedo, que hacía las veces de pantalla táctil. Lo encendí. Al instante, el increíble tatuaje de un marinero apareció impreso en mi hombro. ¡Brutal! El realismo del diseño en 3D era enorme. Fui raudo a enseñárselo a mi novia. Le gustó. Me sonreía. Pero de pronto se puso pálida. El tatuaje se había bajado los pantalones y se estaba masturbando. ¡El puto marinero incluso gemía! Ana salió corriendo, insultándome. Decidí devolver el tatuaje. A mitad de camino, un individuo mal encarado se acercó y me amenazó con una navaja. Pensé en salir corriendo pero, de repente, oí un disparo y el ladronzuelo cayó abatido al suelo. El marinero empezó a reír, con la pistola aún humeante en su mano y los pantalones en el suelo. La otra pistola también colgaba pero estaba descargada. Salí corriendo. ¿Cómo iba a explicar esto?

miércoles, 21 de octubre de 2015

36. EL FACTOR COMUNICACIÓN, MARI CARMEN CABALLERO ÁLVAREZ

Sorprendidos en la dantesca  hecatombe terrestre, después de la diáspora aún no habían puesto nombre al planeta anfitrión. Allí, enfrentados a tantas lenguas  había que hacer algo para asegurar la supervivencia de la raza y crear un hábitat acomodaticio y civilizado. La creatividad pronunció la última palabra. Ellos, la obra cumbre de la creación cosmológica, manipularon el tiempo fabricándolo y almacenándolo en las recién descubiertas dimensiones alternativas. Desencriptados ciertos frescos celestiales, hallaron respuesta a numerosos interrogantes sobre los orígenes de la humanidad.  Al gravitar aprovechaban, incluso, los recursos fisiológicos humanos de naturaleza muerta. Deposición tras deposición crearon un conjunto arquitectónico en el asentamiento sideral. Y a  la sede, naturalmente cincelada al chantilly  excrementicio, la llamaron Etemenanki II.Y en ella lograron un idioma universal.

 Mari Carmen Caballero Álvarez

35. HUÉRFANA, por NICOLÁS JARQUE ALEGRE


Prometió en innumerables ocasiones que jamás bajaría al sótano, pero ahora que su abuela querida ha muerto, saciará su curiosidad. Coloca su mano trémula en la puerta y abre. Asustada, desciende a oscuras las escaleras y, debajo de un ventanuco iluminado, dos raquíticos encadenados, al descubrirla, le gritan: «¡Hija!».

Nicolás Jarque Alegre


34. DOS EN UNO – DE INMACULADA CASADO


Tic-tac  tic-tac el reloj se balanceaba, llegaba su gran hora, se ahogaba en su propia saliva, iban pasando imágenes turbias de momentos cruciales mientras una tumba vacía le invocaba, escupía sangre de sus días pasados, le tocaban manos, lo vestían y peinaban y se iba haciendo la nada en un cerebro que cada vez mas se llenaba de ausencias.
No quería pero se estaba emborrachando de una oscuridad atrayente que se le comía las entrañas mientras gemían sus manos queriendo abrazar su cuerpo, temblaba mientras se sentía barrido entre la nada inmunda de un tiempo que había terminado y sentía que su figura iba desapareciendo, quería escaparse pero su cuerpo estaba pegado a unas sabanas sudadas, temblaba, se palpaba aterrorizado sintiendo como se iba alejando de si.  Se despertó la camisa de fuerza abrazaba su cuerpo y unas batas blancas le clavaron una jeringa y se introdujo en su sueño mientras su pelo le murmuraba al oído "estas muerto" y su saliva contestaba, no no estas muerto,  porque el mal nunca muere.


Inmaculada Casado Carrión 

33. "NEGLIGENTE", por RUBÉN IBÁÑEZ GONZÁLEZ

―Si alguien tiene algo que decir, que hable ahora o calle para siempre.
En mala hora se le ocurrió soltar aquella gracia. En su defensa habría que decir que estaba solo, cansado y que odiaba ese trabajo. Más que una ofensa, lo que pretendía era infundirse ánimos para seguir con su labor.
Pero resultó que sí había alguien que parecía dispuesto a hablar. Más de uno, de hecho. Respondieron a sus palabras con gruñidos primitivos y arremolinándose burdamente, intentando salir.
La presteza con la que el sepulturero cubrió con cal viva la fosa común fue algo sin duda inusitado. La eficacia del trabajo, por el contrario, dejó mucho que desear, para desgracia de todos.



RUBÉN IBÁÑEZ GONZÁLEZ

32. FREAK SHOW, por SERGI CAMBRILS

 Al caerse mis dientes de leche los nuevos que se formaron fueron todo muelas. Ni incisivos ni caninos ni premolares. Se configuró una dentadura descomunal de treinta y dos anchas coronas que molían y machacaban cualquier cosa. A la hora de comer me llamaban “la apisonadora” porque ni cortaba ni desgarraba; solo trituraba alimentos. Era un monstruo con sonrisa de caballo, la atracción de feria de todos y el motivo por el que llenaban su boca de improperios para provocar mi llanto. Arrinconado en una esquina e incapaz de contenerme, conseguían hacerme llorar desconsoladamente, y descubrían fascinados el verdadero espectáculo que suponía presenciar cómo brotaban lágrimas de gelatina de mi único ojo.


Sergi Cambrils Caspe

31. Las lágrimas del cazador, por Fedra Marcús Broncano

Eras una Diosa, ahora eres una estatua, con tu dignidad intacta.
Nunca descendiste  a la tierra donde yo sufría. No me diste ese consuelo.
Mientras duró nuestra historia, jamás conseguí una mirada, una sonrisa,  siquiera ver miedo en esos ojos verdes que veneraba. Cuando llegaba el momento los cerrabas con fuerza, dejando mi mundo a oscuras sin su luz. 
Ahora estás ahí, silenciosa y helada. Veteada en púrpura tu cara hermosa de náyade dormida.
Te llevo a la bañera, no pesas, pero siento que mis fuerzas son insuficientes. Es el peso de mi culpa el que me aplasta.
Limpio tu pelo ensangrentado, beso tus párpados vacíos y miro las esmeraldas de tus ojos, preservada su luz eternamente en el frasco número trece. Te descuartizo. Lloro tu pérdida, te odio, te amaba. Hoy volveré a cazar.


Fedra Marcús Broncano.

30. Real pesadilla. Mª José Fernández Sánchez.

Me despierto pensando que mis sueños están siendo una auténtica pesadilla, que tan sólo la realidad puede serenarme. Sin embargo, cada vez que he abierto los ojos,  el mundo ha empeorado gravemente; por eso necesito regresar a ellos cuanto antes: "¡Dios mío el mundo se ha vuelto más loco que nunca!" –me asalta una y otra vez ese pensar–; y, decididamente, intento regresar al sueño; no obstante, me despido de la vida por si no vuelvo a despertar: "Nos veremos en la Eternidad."

Mª José Fernández Sánchez

29. EL ARCÓN, por NICOLÁS MEGÍAS BERDONCE

En el año 2600 el mundo vivía una segunda Edad Media tras el cataclismo que acabó con la mayoría de la civilización humana en el año 2090.

Los pocos supervivientes de la devastación lograron mantener la especie humana viviendo en cuevas y grutas subterráneas hasta que salieron a la superficie para construir de nuevo pequeñas villas.

Fue en una de las excavaciones para buscar material donde encontraron un arcón. Este, se abrió en presencia del Señor de la villa, que era el único que dominaba la lengua antigua.

Al ver que el arcón contenía varias obras importantes de la literatura universal, el Señor los volvió a meter dentro, lo cerró y lo maldijo evitando que así nadie de sus súbditos se atreviera de nuevo abrirlo ya que tenía constancia por otros escritos encontrados previamente que la cultura podía arrebatarle el poder.


Nombre: Nicolás Megías Berdonce



28. EL DESCUBRIMIENTO, por SILVIA ASENSIO GARCÍA

Fue en aquella primavera cuando desperté del letargo. Abrí y cerré los ojos varias veces dejándolos abiertos al fin. Giré la cabeza de un lado a otro de forma mecánica. Alguien estaba hurgando en mi espalda.
Mis brazos y mis piernas se movieron. Di unos cuantos pasos vacilantes. Me colocaron en la estantería con las demás y descubrí con horror que solo era una muñeca.


Silvia Asensio García

27. EL MIMO, FELISA BISBAL

Todos los días en la misma plaza, junto a la misma farola, el mimo ejecutaba para los transeúntes que tenían a bien detenerse un instante, su número de hombre atrapado en una caja invisible. Todos los días desde hacía más de seis meses y aún no habían conseguido comprenderse el artista callejero y su público. Los paseantes no comprendían que repitiera, día tras día y mes tras mes, el mismo espectáculo tan clásico y manido en el repertorio de cualquier virtuoso de la mímica. El mimo no comprendía que viéndole sufrir, durante todo ese tiempo, intentando desesperadamente encontrar la salida de la caja, ninguno de los que le contemplaba le ayudara a salir.


Felisa Bisbal Molina

26. DE PATA NEGRA, por LARA CARRASCO PÉREZ

Ya se contempla nuestro destino. El autobús aplaude, les hace mucha ilusión salir de excursión. A mí nunca me han gustado los viajes del imserso. ¡Con lo a gusto que estoy yo en mi residencia sin nada que hacer! ¿No se trata de eso la vejez? Pues se empeñan en que tenemos que hacer actividades… Paramos y comenzamos a bajar ayudados de dos cuidadores. Nos han traído a mitad de la sierra, a disfrutar de la naturaleza dicen. ¿Y por qué nos hacen atravesar esta alambrada? ¿Y por qué nos empujan con impaciencia hasta que estamos todos dentro, cerrando la puerta para quedarse ellos fuera? El cartel reza "Reinserción del lince ibérico", y los linces no se hacen esperar. Deben de estar hambrientos. Todos gritan pero yo me giro para mirar a los cuidadores traicioneros. Pensarán que somos un plato apetitoso y fácil de cazar. Y mientras ellos se quedan ahí de pie contemplando el morboso espectáculo.

Lara Carrasco Pérez

25. EL HILO DE LA VIDA, por JM DEL SALTO

El ojo derecho me estaba matando, así que me levanté de la cama. De camino al baño no dejaba de frotármelo. Estaba húmedo e irritado. Al llegar me miré en el espejo. En un principio pensé que se trataba de una legaña o alguna pestaña, pero era otra cosa. Tenía una textura mucosa pero era firme y oscuro. Con cuidado lo cogí, usando la punta de los dedos para extraerlo suavemente y fui tirando. Se deslizaba son delicadeza, saliendo de mi cuenca ocular. Mi sensación de alivio disminuía a media que, pese a llevar unos segundos extrayendo, no parecía que terminara de sacármelo del todo. Empecé a impacientarme e incrementé la marcha, pero no aquello no tenía fin. Tras minutos tirando de aquello, generando un montón en el suelo, logré sacarlo todo. Perdí la vista durante unos segundos y cuando la recuperé vi como del montón se alzaba una silueta. Era yo, pero no tenia ojos. Me cogió los míos.



Jose Manuel Del Salto Miró

24. NUMEN, por DAVID GÓMEZ LÓPEZ


Hace ya un tiempo, cada vez que me siento a escribir y me sobreviene el miedo ante el papel en blanco, un extraño aparece entre las sombras para observarme en silencio desde la puerta de mi cuarto. No es hombre ni mujer, y sí pálido, delgado y de trazada borrosa; por su aspecto da la impresión de estar al borde de la muerte, o de volver de ella. He de reconocer que al principio me aterraban sus irrupciones, tan inesperadas como inquietantes, pero uno se acaba acostumbrando a su queda presencia, a su vigilancia al amparo de la oscuridad. No ceso de preguntarme si se trata de una alucinación destinada a rellenar los huecos que de mi narración se desprenden, o quizá la visita de un recuerdo liberado en otra noche lóbrega y cansada; si mensajero que los abismos envían para revelarme mi locura, o guardián inmóvil de mi horror a la nada. Todas las noches temo que mañana él también me abandone.  



David Gómez López

23. Carnívoros, por Antonio Ávila Calmaestra

Su instinto le advierte de que pronto van a hacerle daño y se revuelve, intentando zafarse de las ataduras. En el fondo, sabe que sus esfuerzos son inútiles y cuando ve acercarse al que presiente que será su ejecutor, emite un chillido largo y agudo, y se orina en el suelo de la jaula, aterrorizado.
El carnicero, inconmovible, lo coge por las patas, lo eleva a pulso, y le asesta un golpe en la nuca que lo mata en el acto. Después, le saca un ojo para que se desangre. Una vez despellejado, el cadáver estará toda la noche a la intemperie, colgado de un gancho, para que su carne se oree. Al día siguiente, tras el despiece, las mujeres lo cocinarán.
Fuera, mientras los tres soles se ponen en el horizonte, el hijo del matarife llora. Siempre acababa encariñándose de esos pequeños y adorables humanos. Aunque luego se le pasa. Sobre todo las crías, están tan sabrosas...

 Antonio Ávila Calmaestra

22. PIEL UTÓPICA, por TONI MASCARELL TORRES

Cada vez necesito más colágeno para que no se me estríe la tumefacta piel con el paso de los años, y así, en las noches de luna llena, poder ser la Náyade que antaño, la que controlaba a un ejército de pirañas al que todos temían. Pero la estación lluviosa ha triplicado el caudal del lago, y los centauros que antes me traían esclavos para extirparles los genitales y así obtener mi fuente de colágeno, ahora siguen su periplo hacia Tierra Crepuscular, buscando asilo de las lluvias. Mis fuerzas empiezan a menguar ante la falta de alimento, y ahora, ni ante las amenazas de que acabarán como alimento de mis peces, se mueven los eunucos; y, mientras compruebo como las ninfas más jóvenes se susurran al oído en las horas baldías, empiezo a temer por mi cabeza, la que subirá al trono a una de ellas. Quizás, con la ayuda de la bruja del Monte Serpenteante, pueda mudarme en Naga y deshacerme de esta piel que habito.
   
Antonio Mascarell Torres

21. "Vida digital", Ángel Revuelta Pérez

Sigo atrapado aquí dentro, sin atisbar una solución. Lo cual, paradójicamente, no deja de ser una constatación de mi éxito. Años de trabajo e investigación, de descarnadas luchas con el hardware y de agotadores rompecabezas con el software me han llevado justo a este punto. Mi búsqueda de creación de inteligencia artificial, en apariencia culminada, tropezaba una y otra vez con el mismo obstáculo: la carencia de la… ¿chispa de la vida? ¿Qué fallaba? ¿Cuál era la última incógnita de la ecuación que no lograba despejar? Y al fin la respuesta: descargar mi consciencia en el servidor. ¡Eureka! Todo un éxito. Sí… excesivo: ahora mi cuerpo inerte descansa sobre una camilla y mi mente no halla un puerto de salida.

Ángel Revuelta Pérez

20. EL TRATO, VICTOR MANUEL RUBIO BUDIA

Al frotarse la cara su piel comenzó a desprenderse. Reflejado en el metálico servilletero, distinguió un escamado rostro. Tembloroso, guardaba los trozos de epidermis en la taza como si nadie fuera a notarlo. Su enérgico brazo desencajó la puerta y el sol le abrasó. Deseó estar al final de la avenida, lejos de las horrorizadas miradas, y en dos segundos estaba allí. Quiso estar en aquellas montañas nevadas, donde apareció al instante. El hielo calmó el dolor, pero su piel ya caía convertida en polvo. Largas uñas azabache afilaban sus dedos cubiertos por escamas carmesí. Percibió un río subterráneo, a varios kilómetros, y quiso morir ahogado. La convección del agua helada aplacó su calor y sintió que la vida se le escapaba. Envidió el calor del sol en la lejanía, y pudo ver la tierra desde miles de kilómetros. Sollozando, anheló estar en casa, y se miró al espejo. Su silueta humana permanecía, pero no así su alma.

Víctor Manuel Rubio Budia

19. LA VIAJERA DEL TIEMPO. Mª CARMEN CASTILLO PEÑARROCHA

Disfrutó recorriendo las calles de su infancia. Aquellos aromas, los colores y sonidos, nada tenían que ver con el mundo actual. Tuvo mucho cuidado de no interferir en los acontecimientos de aquel día, para no provocar ninguna repercusión traumática en la linea espacio-temporal. Conocía las prohibiciones implícitas en el contrato. Ella misma las había redactado para su obligado cumplimiento cuando legalizaron su máquina del tiempo.
Controló todo perfectamente hasta que, cerca de su antiguo colegio, distinguió a una niña de cabello revuelto, caminando con la mirada perdida en el vacío y la única compañía de sus libros. Entonces sintió la fuerte tentación de ofrecerle un par de buenos consejos para mejorar su vida gris.
Se contuvo con gran esfuerzo, pero no pudo evitar sonreír a la niña que un día fue, con un toque de ternura y una gran nostalgia que empañó sus ojos, habitualmente fríos. Notó un leve gesto de extrañeza en aquella niña, pero no le dio mayor importancia.
Cuando regresó al presente, todo su mundo había cambiado..."



Un saludo.


Mª Carmen Castillo Peñarrocha.

18. LA RED , AUTOR BEGOÑA PASALODOS


Lunes, 14 de septiembre . Mi cibernovio me acosa, quiere cibersexo, no estoy de humor. Mis amigas virtuales no paran de abrirme chats.  He hecho la compra en el supermercado online. He revisado la casa por las cámaras, alimentado al perro a base de teclado y sigo con  la rutina diaria: mis cuentas bancarias son electrónicas, las consulto. Emito unos pagos, todo está en orden. Entro a la video cam de la guardería: los gemelos corretean por la clase. Hasta la tarde no vuelven. Busco una web de vacaciones: holidayintro.com. Por 25€, encuentro una hora de evasión. Pago con pay pal. La web sube mis pensamientos a la nube y me quedo vacía. Me siento envuelta en una telaraña  tejida lentamente. Mis dedos están viscosos y mi cerebro burbujeante. No me puedo escabullir. Atrapada en la red, llamémosla,  internet. Deshumanizada. Sin vida.

Begoña Pasalodos

17. El anhelo del no, por Juan Antonio Barroso Campón

Sentado en la insufrible piedra uranita, se preguntaba qué demonios hacía allí. Él, que nunca se había presentado voluntario a nada, se vio obligado a seguir a su mujer.
Hijo, esa mujer será tu perdición. ¡Cuánta razón tenía su madre!
Y luego estaba lo de la carrera espacial. A los marcianos les entraron las prisas y querían ser los primeros en plantar la bandera en cualquier pedrusco. ¡No les importaba lo pírricas que fueran las conquistas!
Al final, el choque de la nave con los malditos terrícolas a la altura de Júpiter y la excusa de la crisis, lo dejaron en un planeta con el único traje para toda la tripulación.
Menos mal que le quedaba el consuelo de ver morir a todos los demás.

Juan Antonio Barroso Campón

16. Ella, por Amparo Montejano Sampedro

Siento una llama dentro del fatuo corazón, callado cruzo y sueño, perdido en el rincón; detrás de mí, está el fuego…Sé que alimentas el odio y lo rellenas de cólera y escarcha de ira… ¡No muevas los hilos de las tinieblas!...porque sé que gobiernas a los títeres sin cabeza…del mundo.
 ¡Oíd, pueblo! ¡Oíd la Muerte! que llega... ¡Cerrad, cerradlo todo!...Apagad las luces, ¡escondeos!...Llega y llega matando. ¡No le abráis!...Os conoce. Conoce vuestras caras y nombres, a vuestras mujeres e hijos… ¿Dejaos morir? ¿Para qué?... ¡Huid! ¡Huid presto!...El escape es la salida…Ya viene…Ya la oigo…Schusssss ¡escuchad! ¿La oís conmigo?...No os mováis y se irá. Que nadie hable ni respire… ¡Que callen el llanto de aquel niño! o ella…lo callará. Ya se marchó…Pero volverá…algún día…y nadie podrá detenerla.

Nombre del autor: Amparo Montejano Sampedro.

jueves, 13 de agosto de 2015

15. TRANSFIGURACIÓN, por NATALIA VIANA

El grito de dolor que hendió el aire no provenía de su garganta.
No era él, el que había observado como sus alas impolutas se teñían del color de la oscuridad, y como sus bellas y prístinas manos se transformaban en la esencia de la crueldad, adquiriendo forma de garra.
Había transgredido las normas: nada de sangre humana. Y ahora, recibía el castigo, del que se había creído inmune.
La suprema tentación había roto todas las barreras de la poca humanidad que conllevaba su ser. 
Y es que la sangre de su bebé era tan deliciosa. Y su carne blanca, tan dulce y tierna…



Natalia Viana Nebot

lunes, 10 de agosto de 2015

14. EL ÚLTIMO, por ALBERTO MENESES

El abismo que se abría ante sus pies no hizo que se arrepintiese de su decisión. Había visto morir demasiada gente a su alrededor como para sentir miedo. Su mujer, sus hijos, sus padres, familiares y amigos, incluso vecinos. Todos habían muerto víctimas de la epidemia, todos menos él. El único inmune.
Cuando dio un paso hacia delante lo hizo convencido de que pronto se reencontraría con sus seres queridos.
Pocos minutos después de estrellarse su cuerpo contra las rocas una nave atravesó las nubes y se detuvo unos metros por encima del acantilado.
—La única señal de un ser humano vivo en todo el planeta y la hemos perdido —se lamentó el copiloto—. Podíamos haberle salvado.
—La raza humana no será la última que verás desaparecer en este vasto universo —respondió el piloto poniendo rumbo al espacio exterior.


Autor: Alberto Meneses

jueves, 23 de julio de 2015

13. Al final, Gibson no era tan frío, por Miguel Ángel Alonso Pulido

Tom Gibson siempre había sido frío. En el colegio, era el único niño que no jugaba con los demás en los recreos, limitándose a mirar a sus compañeros con ojos fríos y gesto desinteresado, mientras sus profesores criticaban sus malas notas y le decían que nunca llegaría a nada. En los institutos en los que estudió, aprendió a relacionarse y hasta conoció a una chica, Cindy Hight, a la que le gustaba, aunque fuese tan frío. En cierto sentido, había intentado recrear aquella adolescente en todas las mujeres que había conocido después, sin éxito ninguno a pesar de todos sus esfuerzos.
Toda su frialdad desapareció tras dos años en el corredor de la muerte, cuando reconoció aterrorizado a Cindy entre el público. Antes de que pudiera gritar, el verdugo activó la silla eléctrica; lo último que vio en vida fue aquel espectro frente a él, con sus fauces abiertas. El resto de sus numerosas víctimas vino después.


Miguel Ángel Alonso Pulido

martes, 21 de julio de 2015

12. PÉTALOS DE PÚRPURA SEDA, por ERNESTO DOMENECH VALERO

La brisa golpeaba con suavidad la ajada piel de Redha, sus ojos, enrojecidos por la aridez del desierto, apenas distinguían un horizonte a no más de diez metros de distancia, y su cuerpo, tambaleante, se esforzaba por no derrumbarse a cada paso.
Ya poco importaba abrazar esa superficie granulosa, que con su tonalidad dorada, invitaba al necio a morir en una opulente necrópolis nómada.
La muerte, tan previsible como aterradora.
Pero, qué importaba eso ahora. Tras sus pasos, los doce vasallos de Asser habían abandonado la calidez del desierto, ajusticiados por la magia de Redha.
Ella solo quería llegar allí, parecía un lugar agradable para morir.
Un pequeño lago pintaba de verde sus orillas, alimentando con sus aguas árboles de verdes hojas y flores de pétalos púrpura.
  

Ernesto Domenech Valero

11. POR PRESCRIPCIÓN FACULTATIVA, de ALEJANDRO DARIAS MATEOS

Durante un año he disfrutado de las mejores vistas de Manhattan, pero la polución ha agravado mis problemas respiratorios, así que el médico me ha recomendado un cambio de aires. Solicito a mi asistente que desembale el regalo de cumpleaños enviado por mis hijos, mientras observo por última vez el perfil de Nueva York con lágrimas en los ojos. Me despido del rascacielos Chrysler, del Citigroup Center y, por último lugar, de mi querido Empire State Building. Trago saliva y comienzo por lo fácil. Despedazo el Central Park, cuyo lago rodeado de vegetación controlada nunca acabó por cautivarme del todo, y destruyo el cielo invadido por el smog. Dispondré de tiempo de sobra para disfrutar de bosques auténticos y respirar aire puro durante el próximo año, cuando acabe de montar mi nuevo puzzle de veinticuatro mil piezas de los Alpes Suizos.

Alejandro Darias Mateos

lunes, 20 de julio de 2015

10. Reds, David Monzó Ferrer

En cuanto sintió acercarse al primer Red, apretó el gatillo. Como el relámpago que presagia la tormenta, el fogonazo del arma iluminó el desván lo suficiente para ver la muerte pintada en una decena de ojos rojos que le buscaban, atraídos por su imprudencia. Agazapado tras un viejo arcón, hizo cuentas. Cinco cartuchos, cinco Reds. Es decir, cero margen de error. Su única opción real de acabar con los Redivivos era inhabilitar su chip en la base de la nuca. Inspiró y dejó su escondite, como en las películas, convertido en un cazador de bestias. A cada trueno, un Red caía a plomo, el cuello seccionado y la mirada perdida. Pero en las películas todo sale bien. Habiendo acabado con los cinco intentó huir, hasta que una mano le agarró el pie. Trastabilló, golpeando su espalda contra una mesa. Al llegar al suelo, su cuerpo de trapo no sentía nada de cuello para abajo. Sonrió: "¡Cabrones, ahora ya no podréis conectarme!".

David Monzó Ferrer

9. Magia o ciencia. Jaime Blanch Queral

Arín llegó hasta la arboleda montado en su carro tirado por el burro cainano. Se detuvo frente a los dominios del poderoso mago Gonzalo, una arboleda en cuyo centro había una cueva; el hogar del reservado brujo desde hacía un año. Nadie se atrevía a entrar en sus dominios, ni siquiera las tropas del Tirano.
Descargó allí su ofrenda, un montón de pesadas piedras, y avanzó con su hijo pequeño en brazos. La fiebre lo estaba consumiendo, no tardaría en morir.
El mago salió a recibirlo, se agachó frente al niño y extendió una mano sobre su pequeño cuerpo. Algo en su palma brilló y el niño pareció recuperarse.

Gonzalo entró en su cueva y observó en las pantallas salir al pueblerino. Con todo el aluminio que con el láser sacaría de esas rocas ya tenía suficiente para realizar las últimas reparaciones al casco de su nave. Ya tenía ganas de dejar aquel atrasado planeta y volver a la Tierra del siglo XXII.

Jaime Blanch Queral

sábado, 18 de julio de 2015

8. El crisol, por Rocío C. Blázquez

Fuego y caldero a las doce de la noche. La bruja del pueblo -de nombre Minerva- realizaba su conjuro de amor a las muchachas casamenteras que se disputaban el ansiado crisol carmesí para embaucar a los jóvenes que querían atrapar. Unas lo hacían por placer, otras por despecho y algunas estaban sencillamente desesperadas por encontrar marido, o de lo contrario acabarían solas para siempre.

Tal era la confianza de las chicas en la anciana Minerva, que esa noche las reunió a todas en la cabaña abandonada del bosque. Les dio a probar del crisol y éstas obedecieron sin poner impedimentos… Todas caían al suelo al terminar sus tragos de pasión, desvanecidas angustiosamente entre gemidos y lamentos. Minerva absorbía sus jóvenes bellezas en un fatal beso al juntar sus bocas con el crisol. Ahora era la única mujer en la aldea, la más joven y bella.

 Rocío Cruz Blázquez

7. NOSTROMO, por XUAN FOLGUERA

 Después de atacar a su primera víctima, Alien se retiró a vomitar. Le habían engañado. Los humanos no sabían a pollo. A pesar de los siglos transcurridos, todavía conservaban aquel hedor a barro al que habían insuflado vida a través de un soplo divino.

Nombre completo: Xuan Folguera 

6. Epitafio, por Gonzalo Salesky

Cuando supo que se acercaba la hora, se decidió a escribir su epitafio. Para ser recordado en el lugar donde vivió siempre, para plasmar algún pensamiento agradable o simplemente para despedirse. Quería dejar algo. Lo necesitaba. Como una especie de consuelo ante su inminente partida.
No sabía qué le esperaba allí, del otro lado. Por más leyendas o historias que supiera, lo aterraba el hecho de comenzar su último viaje sin saber el destino.
Al fin tuvo la frase exacta entre sus labios y sólo en ese momento sintió que podía partir. Tranquilo, ligero de equipaje y sin cuentas pendientes. Cerró los ojos, y luego de esos nueve meses que le parecieron eternos, nació.

Gonzalo Salesky



5. MUNDO DE CRISTAL, por ANTONIA MORA VICO.

Cruzó con sigilo la puerta entreabierta, el siniestro temblor se repetía cada veinte segundos. Paso a paso se escindían los límites de la realidad dando paso a un mundo desconocido que emergía de las tinieblas a las que él mismo había abierto la puerta. Sintió una punzada de pánico en el corazón, se vio reflejado en paneles de cristal, que le devolvían reflejos rojizos que le herían las pupilas.
¿Dónde estaba?, el temblor era cada vez más insistente, aquel mundo parecía derrumbarse, los cristales se astillaban y él no tenía un asidero que le devolverá a su vida, la puerta había desaparecido, estaba encerrado.
Ese era su mundo, un mundo tenebroso que deglutía su alma, se movió inquieto, el sudor perlaba su frente, los rayos rojizos entraron a través de los visillos de su habitación y se despertó sobresaltado, había logrado escapar de él mismo.


 Antonia Mora Vico

4. La Sombra, por Plácido Romero

Después de largos años de entrenamiento lo consiguió. Se convirtió en la Sombra. En otros circos actuaban artistas sin sombra, pero la Sombra era la primera sombra sin artista. Al principio, sus actuaciones fueron todo un éxito. El fascinado público aplaudía cada una de sus apariciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, los espectadores empezaron a pensar que se trataba de un truco de luces, de un engaño. Se cansaron de la Sombra. Tuvo que retirarse. Intentó recuperar su cuerpo, pero le resultó imposible. Ahora dedica su tiempo a pasear por los parques entre las sombras de desconocidos haciéndose la ilusión de que uno de esos cuerpos es el suyo.

 Plácido Romero

3. ORDEN DEL KARMA UNIVERSAL por AURORA MARTELL

El intercomunicador le miraba, lo sabía a pesar de tener solo tres años. La sociedad estaba bañada por un remanso de paz kármica, podías llegar a vivir más de mil años y luego reencarnarte, pero últimamente no todos volvían…
Odio estar aquí dentro. No es mi cuerpo. Recuerdo la muerte. Los pétalos de Onixé azul. Las clavijas de cristal rasgando mi carne. Solo me queda el alma.
El bebé se levantó y miró desafiante el aparato, este gruñó, desplazándose unos milímetros. Cayó de culo dentro de la cuna. En el techo había una luz parpadeante que le cegó con rabia. No era telequinesis, intentaban dominarlo.
Yo. ¿Qué es yo? Apenas recuerdo eso de tener alma. Otras vidas. Solo deseo apoderarme de toda la energía. Todo tipo de energía. TODO.
El padre entró en la habitación, los veía acercarse por su espalda, quería gritar mientras su flujo vital se escapaba y ya solo podía ver borroso…

Aurora Martell

2. EL TATUAJE por FRANCISCO PLANA ESTRUCH

Salí del local con el nuevo software chino de tatuaje instalado en el brazo. Se controlaba desde una uña del dedo, que hacía las veces de pantalla táctil. Lo encendí. Al instante, el increíble tatuaje de un marinero apareció impreso en mi hombro. ¡Brutal! El realismo del diseño en 3D era enorme. Fui raudo a enseñárselo a mi novia. Le gustó. Me sonreía. Pero de pronto se puso pálida. El tatuaje se había bajado los pantalones y se estaba masturbando. ¡El puto marinero incluso gemía! Ana salió corriendo, insultándome. Decidí devolver el tatuaje. A mitad de camino, un individuo mal encarado se acercó y me amenazó con una navaja. Pensé en salir corriendo pero, de repente, oí un disparo y el ladronzuelo cayó abatido al suelo. El marinero empezó a reír, con la pistola aún humeante en su mano y los pantalones en el suelo. La otra pistola también colgaba pero estaba descargada. Salí corriendo. ¿Cómo iba a explicar esto?
   
FRANCISCO JOSÉ PLANA ESTRUCH

jueves, 16 de julio de 2015

1. (RE)NACE UN REY por DAVID LÓPEZ SALGADO


—Ya los hemos contado. Trescientos ochenta y cinco mil cuatrocientos trece —respondió uno de sus siervos.
Las nubles se apartaron y la luna iluminó con su luz aquel mar de cadáveres que inundaba la explanada de Horklam. Fue una batalla espeluznante donde la sangre había tintado por completo la tierra.
—Perfecto. El plan ha fluido con toda normalidad —el Nigromante empezó a sonreír ampliamente. Sus ojos se empezaron a abrir cada vez más—. Quien iba a pensar que un cuchillo en la espalda de un rey iba a ser tan efectivo.
El Nigromante alzó sus manos de las cuales empezó a brotar un resplandor morado que se extendió por todo el campo de batalla.
—Preparaos, mis sirvientes. Ahora me toca ser a mí el rey —dijo el Nigromante mientras los muertos se alzaban.

 David López Salgado


sábado, 11 de julio de 2015

Bases VI Certamen de microcuento Fantasti´CS15


El certamen se regirá por las siguientes bases:

1. Podrán participar todos aquellos interesados, sea cual sea su nacionalidad, que residan en España, con obras escritas en castellano.
2. Sólo se admite un único microcuento por autor.
3. El tema tendrá que ser afín al género fantástico, la ciencia ficción o el terror, en todas sus variantes.
4.  La extensión de los mismos no excederá de las 12 líneas. El trabajo una vez comprobado (por el participante), será enviado vía e-mail, PEGADO EN EL CUERPO DEL MENSAJE (sin adjuntos), a la siguiente dirección: fantasticsjornadas.concurso@blogger.com  
Importante: Para comprobar si su participación no supera las 12 líneas antes de incluirlo en el cuerpo del mensaje, traslade el microcuento a un documento de Word, tamaño de papel Din-A4 con tres centímetros de margen a cada lado, tipo de letra Arial puntaje 12.
5.  Los textos deben ir firmados y precedidos del título. Poniendo en el asunto “CONCURSO FANTASTI’CS, TÍTULO, AUTOR”. La firma estará compuesta por los siguientes datos: nombre completo, nacionalidad, edad, dirección postal, e-mail.
6.  Los trabajos enviados quedarán publicados, previa moderación, en el blog del concurso FANTASTI’CS, en esta dirección: http://fantasticscertamenmicrocuento.blogspot.com/..
7.  El jurado, formado por miembros de la organización, seleccionará a un único ganador entre los finalistas seleccionados, que recibirá como premio un lote de libros de ciencia ficción, literatura fantástica y de terror, cortesía de la Librería Argot de Castellón y la Universitat Jaume I, así mismo destacará las menciones que considere oportunas. Todos los trabajos se recogerán en un libro que se editará para la ocasión a año vencido. (En 2015 se presentará el libro de 2013-2014. Los títulos de los textos finalistas aparecerán diez días antes del fallo del jurado, publicados en el blog del certamen.)
8.   No se admitirán escritos que no cumplan con las bases del mismo.
9.   Todos los textos deben estar revisados ortográfica y gramaticalmente antes de ser enviados. El autor conservará los derechos de autor sobre su obra
10.  El premio se entregará el sábado 28 de noviembre de 2015 a las 20.00 horas en la librería Argot de Castellón.
11.  El plazo de entrega comenzará el 1 de julio y finalizará el domingo 18 de octubre de 2015
12.  La participación en el concurso supone la total aceptación de las bases.