EL BLOG DE LAS JORNADAS

sábado, 18 de julio de 2015

8. El crisol, por Rocío C. Blázquez

Fuego y caldero a las doce de la noche. La bruja del pueblo -de nombre Minerva- realizaba su conjuro de amor a las muchachas casamenteras que se disputaban el ansiado crisol carmesí para embaucar a los jóvenes que querían atrapar. Unas lo hacían por placer, otras por despecho y algunas estaban sencillamente desesperadas por encontrar marido, o de lo contrario acabarían solas para siempre.

Tal era la confianza de las chicas en la anciana Minerva, que esa noche las reunió a todas en la cabaña abandonada del bosque. Les dio a probar del crisol y éstas obedecieron sin poner impedimentos… Todas caían al suelo al terminar sus tragos de pasión, desvanecidas angustiosamente entre gemidos y lamentos. Minerva absorbía sus jóvenes bellezas en un fatal beso al juntar sus bocas con el crisol. Ahora era la única mujer en la aldea, la más joven y bella.

 Rocío Cruz Blázquez

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