Después de largos años de entrenamiento lo consiguió. Se
convirtió en la Sombra. En otros circos actuaban artistas sin sombra, pero la
Sombra era la primera sombra sin artista. Al principio, sus actuaciones fueron
todo un éxito. El fascinado público aplaudía cada una de sus apariciones. Sin
embargo, con el paso del tiempo, los espectadores empezaron a pensar que se
trataba de un truco de luces, de un engaño. Se cansaron de la Sombra. Tuvo que
retirarse. Intentó recuperar su cuerpo, pero le resultó imposible. Ahora dedica
su tiempo a pasear por los parques entre las sombras de desconocidos haciéndose
la ilusión de que uno de esos cuerpos es el suyo.
Plácido Romero
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